“Esto no quiere decir que la Antártica se vaya a volver completamente verde, pero sí que será más verde de lo que ya es” explicó el con autor del estudio, Matt Amesbury. De hecho, sólo 0,3% del continente tiene vida vegetal en él.
Para llegar a las conclusiones, los científicos se desplazaron hasta la península de la Antártica, la parte de tierra firme más al norte del continente, que limita con Suramérica. Allí sacaron cinco columnas verticales del suelo, para estudiarlas en el laboratorio.
Los científicos solo tuvieron que analizar los 20 centímetros superiores de cada columna de tierra para regresar 150 años en el tiempo, y saber qué componentes tenía la superficie de la Antártica cada uno de esos años.
Analizaron factores como cantidad de musgo, su taza de crecimiento, la presencia de bacterias o de carbono que las plantas lograban captar con la fotosíntesis. Fue así como se dieron cuenta que en los últimos 50 años, el cambio climático ha potencializado la actividad biológica en el continente, pues el crecimiento de musgo se ha quintuplicado en este medio siglo.
Pero, ¿qué efectos puede tener este fenómeno? el equipo usó modelos para tratar de dar una respuesta, teniendo en cuenta que, según estudios recientes, el continente se ha enfriado, al menos de manera temporal, debido a cambios en los patrones de los vientos.
Los resultados muestran que incluso un calentamiento menos acentuado en el futuro puede gnerar cambios rápidos en el ecosistema. Y que si a eso se le suma el hecho de que la Antártica cada vez es más visitada por turistas, podría aumentar el riesgo de que especies invasoras y no nativas colonicen el continente. No obstante, el investigador Thomas Roland, explica que este escenario es “incierto, pero posible”.
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